La Pascua en Barcelona

Érase una vez, tres “jóvenes” blogueras que participaban en el Blogger Traveller del mes de abril, la palabra mágica en aquella ocasión era Pascua. Así que ni cortas ni perezosas las tres chicas salieron en busca de la Pascua en Barcelona.

Desde las villas más periféricas del reino, se encontraron en las céntricas calles de una prospera ciudad. Las gentes paseaban felices, pero por más que preguntaron, nadie sabía de la Pascua más que ellas.

Finalmente se sentaron en un banco a descansar, estaban exhaustas, pero fue entonces cuando sintieron un bote a sus espaldas, dos grandes orejas aparecieron tras el banco y un simpático conejo pardo ataviado con una chistera y un chaleco, las saludó amigablemente.

El conejito les explicó que él era todo un señor conejo de Pascua y que las podía guiar por toda Barcelona en busca de la Pascua. Así fue como llegaron una hermosa pastelería, que contenía en su interior un espectacular palacio de chocolate, guitarras, muñecos y grandes monumentos convivían bajo el techo del lugar.

En su recorrido descubrieron edificios modernistas con “monas de chocolate” que es el nombre que se les daba a los hermosos pasteles que decoraban los escaparates de cualquier pastelería de la ciudad, endulzando el ambiente con el agradable aroma de la más fina repostería.

El simpático conejillo también les explicó que en la Pascua las monas se decoraban con plumas, pollitos y huevos de chocolate y ellas pudieron admirar la colorida decoración que deparaba para los más tiernos infantes de la ciudad.

Más tarde pasaron por un hermoso y antiguo claustro, donde los incipientes brotes de la primavera teñían de verde el rincón más remoto del lugar. Quisieron pararse a descansar y a jugar un rato y de esa manera descubrieron un gigantesco tablero de ajedrez callejero, que reposaba en una esquina umbría a la espera de que alguien se animara echar una partida. Las “jóvenes” pretendieron jugar, pero el conejo resultó ser un poco tramposillo.

En su deambular encontraron también un pequeño taller de carpintería, allí un niño de madera, que pretendía ser humano les explicó una rocambolesca historia sobre el significado de la Pascua, pero la nariz comenzó a crecerle desmesuradamente, así que las chicas no hicieron mucho caso de sus historias.

Y al final de todo, cuando se despidieron del pequeño conejo y le dieron las gracias. Las tres blogueras no dudaron en ir a probar el reconfortante sabor de una sabrosa mona de Pascua.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado!!

Por lo menos hasta el próximo mes!!!


Si quereis ver otras ciudades aquí teneis una lista de todos los blogs que participan en Bloguer Traveller.